Obra
Del Obturador a la Tridimensión
Paloma Torres
Texto original
La fotografía ha sido, de un tiempo a la fecha, el punto de partida para realizar mi obra: mirar significa interpretar la realidad, observar con un punto de vista subjetivo el mundo que nos rodea. Los objetos, los espacios, existen a partir de la visión que tenemos de ellos; la luz, las sombras, la hora del día y el estado de ánimo del fotógrafo determinarán la imagen.
A partir del 2002, comencé a obsesionarme con recorrer la ciudad a pie, en ese momento estaban haciendo la obra del segundo piso del periférico justo en la esquina de mi taller, así que decidí hacer una especie de bitácora del proceso, haciendo una reintrerpretación de la ciudad a partir de estas construcciones como si fuera un bosque urbano formado por trabes, columnas, ballenas, polines, varillas y amarres; estos eran los elementos que conformaban el jardín de concreto que me rodeaba.
Cables, segundos pisos, fotos aéreas, fotos de los túneles, fotos de las radiografías de mi papá, esta es la enumeración de los cinco puntos que he tocado a partir de la fotografía.
Los cables me permitieron darme cuenta de la fragmentación del espacio aéreo a partir de los interminables kilómetros de líneas que cruzaban el espacio urbano; que producían y producen una visión fragmentada de la realidad, además de una visión muy corta, ya que todo termina en un primer plano: logrando sociedades enajedadas y de visión corta.
Realicé la serie “Pedazo de Cielo Chilango”, que se conforma de una serie de cajas o de conjuntos de imágenes de cables impresas, sobre acetatos o en placas de acrílico, que sobrepuestas unas con otras nos dan una idea muy real del cielo de esta ciudad. Evidentemente no sólo era recrear una visión actual de la ciudad, sino plantear un análisis de cómo el paisaje determina el espíritu de una sociedad, por lo que deberíamos de tener más ciudado al momento de diseñar los espacios públicos haciéndolos mucho más amables, más dignos para el desarrollo humano.
A partir de los años 2002 – 2003 y mientras realizaba la serie de los cables, comenzaron a construir el segundo piso del periférico, por lo que tuve que a irme a pie al taller y decidí fotografiar todo el proceso de transformación de mi espacio circundante. Mi fascinación por todos estos elementos constructivos surgió de una manera irrefrenable. Finalmente podía ser testigo de una obra de gran magnitud que me inspiraba para realizar mis esculturas en barro, ya que la columna siempre ha sido uno de los principales temas en mi trabajo; por lo que comencé a realizar piezas en cerámica con varillas expuestas en bronce, ya que México, no es la ciudad de los palacios, si no la ciudad de los castillos. También hice relieves con alambres que me permitían fragmentar y lograr ciertos sonidos dentro de la pieza. Además, de constatar la terrible devastación que hacemos de la naturaleza para construir nuestras ciudades, por lo que hice toda una serie de esculturas a partir de cimbras, de maderas de corte y polines de construcción, siendo la más importante Las puertas de Centro Cultural Elena Garro, obra que se llama “El Bosque Transformado”.
Fotografías del distribuidor Vial, 2002-2003. Paloma Torres.
Mientras montaba la exposición de “Horizontes Fragmentados” en Puebla, tuve la oportinidad de tomar unas fotografías aéreas. Viendo cómo la ciudad se había tragado a los cerros, las imágenes que se me aparecían eran como si todas estas montañas estuvieran cubiertas por tapices de concreto, por lo que decidí en ese momento que estas imágenes no serián impresas en papel, sino realizadas en gobelinos para que el espectador pudiera tener la exacta sensación que yo tuve al tomas estas fotografías, dando como resultado mi serie “Tramas Urbanas”. Mientras estaba en el aire, pensé en ¿qué pasaba con la panza de una de las ciudades más grandes del mundo, la Ciudad de México? Si arriba era de una manera, ¿cómo seria en su interior?
Por lo que comencé a fotografíar las excavaciones de la línea 12 del metro, como si de un recorrido arqueológico se tratara; pero no sin dejarme de maravillar la destreza de una construcción de esta embergadura y con la suerte de poder ser testigo de ella. De este nuevo recorrido por las entrañas de la ciudad surgieron una serie de fotografías que traduje en afelpados, elaborados en el taller del CaSA bajo la invitación del Maestro Toledo, esta temporada fue fantástica ya que aquí participé directamente en parte del proceso de las obras, claro que eran las experimentadísimas artesanas del taller las que lo elaboraron, mi contribución sólo era cardar los colores de la paleta que regiría la pieza. Los momentos que pasé en este taller, un poco sin hacer nada, me impulsó a trabajar con la merma de la producción de otros textiles: cosiendo y picando mis esculturas en felpa de la cual surgió una serie muy grande de afelpados y piezas tridimensionales, actualmente esta obra se expone en la muestra intitulada “Recreaciones Urbanas” en el Museo Textil de Oaxaca.
También he trabajado sobre las radiografías del cuerpo de mi papá, el arquitecto Ramón Torres, quien murió con su cuerpo muy deteriorado por lo que decidí restaurarlo partiendo de estas imágenes médicas. Primero fotografiaba la imagen que me interesaba de la radiografía y luego, a partir de fotocopias de estas imágenes impresas en mi impresora HP trasladaba estas imágenes en placas de barro crudo utilizando el tóner de la impresión como un engobe cerámico. Y luego intervenía la imagen fotografiada para reconstruir o resaltar cierta situación del órgano o el hueso a tratar en el momento. Todo esto me llevó a poder hacer una cartografía exacta del cuerpo de mi papá.
Ha sido muy interesante para mi utilizar la fotografía, no sólo como una herramienta más para poder realizar mi trabajo, sino como un medio que me ha permitido analizar de una manera mucho más acuiciosa el espacio que me rodea y que finalmente es el leiv motiv de mi trabajo.
Paloma Torres
22 de Septiembre de 2020
Texto original, la versión editada del mismo fue publicada en El Heraldo de México