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Una paloma que vuela alto

Francisco Moreno

Paloma es una niña, cuando sonríe descubre una mazorca tierna que vigilan dos ojillos brillantes; el rostro, intenso y expandido luce caireles cortos, es pequeña su figura y enorme la fuerza de sus manos, éstas tienen un jaspeado cual bordes de mariposas migrantes. Paloma no sabe de límites, se crea retos y los aborda cuando observa desde el aire la llanura y las colinas, las ciudades y la arcilla. Entre sus dedos la caliza adquiere formas, rasga la materia orgánica, matérica y la vuelve estela, vestigio y pergamino. Sus obras son arqueología de un futuro compuesto: habrán descubierto una columna y develarán en ella grafismos con historias.


 La niña Paloma juega todo el tiempo, no hay energía contenida, es vital cuando habla y, su cuerpo responde al impulso que la alegría de ver a sus amigos le genera. Niña / mujer sin edad, Paloma trabaja el barro, engobes geométricos, orgánicos, con sus dedos despierta el barro y la cerámica, piezas que sumerge en el crisol del fuego, segmentos yuxtapuestos, surcos, hendiduras, texturas que alertan la mirada, las obras que construye son narraciones abstractas, insinuaciones que seducen. Los elementos que disfruta y transforma provienen de la tierra: hilos y textiles, hoja de oro, superficies afelpadas con tierna vellosidad, petates de palma bañados de color, celosías y cimbras, tintura rocosa.


A escondidas de aperturas públicas Paloma Torres y yo nos vimos, nos abrazamos. Recorro la generosa sala del Seminario de Cultura Mexicana y hago un barrido, las obras sin cédulas que las nombren hablan, hago foco en piezas de gran formato, textil urbano con motas verdes, árboles aislados, cuadricula multicolor, casas que mira desde las alturas para dar al otro una perspectiva lúdica, nido bajo la tierra o paisaje aéreo. Recorremos la exposición “El hilo de la tierra” y jugamos, nos robamos la palabra, nos asombran los años, los recuerdos, tocamos las superficies, me cuenta las travesuras que vienen y el joven arquitecto Alberto Peral imagina un laberinto aleatorio entre columnas, Paloma nos dice que hará una cartografía sobre el piso para que dejemos nuestras  huellas, nos divertimos juntos mientras gozamos de las obras.


Dejo las descripciones de entrada para el final de mi visita, el texto de sala que Luis Ignacio Sainz creó la honra, hombre meticuloso y sabio, Luis disecciona las palabras con cuidado, halla aquellas precisas que visten a Paloma, arropan con sabiduría sus obras. La muestra que presenta Torres en Polanco es un remanso entre la agitada urbe, adentro no hay semáforos ni banquetas, afuera hay límites, adentro hay libertad.


Los invito a que visiten este hermoso escaparate que Paloma Torres nos brinda. Hagamos de la ciudad una algarabía, una celebración donde el arte sea el invitado de honor, nosotros sus invitados.


Detalles de la exposición “El hilo de la tierra” que se presenta en el Seminario de Cultura Mexicana, Presidente Masaryk 526, Polanco, en la ciudad de México.


Francisco Moreno. 4.Junio.2021

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